sábado, 21 de agosto de 2010

MUSA

Musa que me diste tanto
En no lejana ocasión
Musa que mi inspiración
Cobijas en tibio manto:
Alienta, hoy mi canto
Y señálame el camino,
No basta ser repentino,
Ni buscar rima que iguale
Para contar lo que vale
de mi querido vecino…
con tu mirada avizora,
sumergido ochenta brasas
silenciosa te desplazas
a veinte nudos por hora,
sesenta metros de estora
por seis de manga o anchura,
le dan la bella figura,
de poderoso cetáceo
hasta tu cuerpo es grisáceo
vitálica criatura…
surge el grito de terror
que odian las naves de guerra,
grito que aturde y que aterra,
¡periscopio a estribor¡
el cíclope, escrutador,
hace cálculos muy a quedo
en su interior ágil dedo
oprime cierto botón
“y hay hurras…tras la explosión
del impacto del torpedo…
cargas de profundidad
estallan doquier se encuentren
destruyen de negro vientre
rastrean la inmensidad,
sumido en la oscuridad
un siglo es cada segundo.
Hasta que ajeno del mundo,
Lejos de póstumas galas
Averiando las fuerzas malas
Se pierde en lo más profundo…
Se le entierra al que parece:
Aviador o militar,
Pero quien muere en el mar
No muere desaparece,
Al fondo del mar se mece
la formidable estructura
y a flor de alma en calma pura,
a la par de santos olios
unas manchas de petróleo,
señalan su sepultura…
“barrios hijos de Neptuno,
honra y paz de nuestra armada,
cincuenta años de jornada,
os contemplan uno a uno”
y considero oportuno
porque del alma me brota,
suponer, como patriota,
el triunfo que hubiera sido
si Grau hubiese tenido,
un submarino en su flota…

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